miércoles, enero 27, 2010

El artifice del triunfo de Sebastián Piñera
o...
Porque despues de 40 años aún existe el odio político entre los chilenos.


Chile fue siempre un país culto, donde la contienda política se llevó dentro de niveles razonables de beligerancia. Más de algún hecho de sangre debe haber habido, pero dentro de las tasas que se darían en cualquier parte del mundo.

Esto se rompió violentamente en los años 70-73, por las causas de todos conocidas. No vale la pena referirse a eso porque mucho se ha escrito sobre lo mismo y, salvo las nuevas generaciones, todos tenemos una posición al respecto.

Lo que si sorprende es que ¡40 años después! todavía exista inalterado, y quizás aumentado, el odio entre las partes que fueron actores en aquella oportunidad: "patriotas" y "comunistas". Los partidarios del Golpe son los primeros y quienes no piensan como ellos recibe el apelativo de "comunistas" (se debe decir con cara de desprecio para que sea más efectivo).

Casi no hay actividad en nuestra sociedad que no esté contaminado con este odio cerval. He escuchado a jóvenes de alrededor de 30 años usar el mismo término con igual odio y desprecio, sin tener idea de lo que esa ideología implica. Esta fenómeno es absolutamente transversal (perdón por usar este cursi modismo político) abarca a todos los chilenos, ricos y pobres. Pero no es políticamente trasversal, los “patriotas” son los simpatizantes de la derecha, o Alianza, últimamente, Alianza por el Cambio (¿¡?), los “comunistas” no son de derecha, podría ser un radical moderado, un humanista, un ecologista, un Okupa, incluso un cura progresista.

Existe otra denominación: “extreminta” (según Augusto El Grande), pero ese genero político se ha homogeneizado, habiendo extremintas de derecha y de izquierda, aplica a la gente que usa la violencia para hacerse entender. Ud. querido lector ya se habrá dado cuenta en qué lado se ha estado dando esto con mayor frecuencia. Felizmente parece ir en extinción. El flamante Presidente Electo los hará desaparecer rápidamente según prometió (en realidad hará desaparecer todo lo malo, según su merchandising).

Volviendo a esto de las Patriotas y Comunistas, ¿porque se mantiene viva esta odiosidad y aversión? Una causa obviamente es cultural, hemos perdido la capacidad de dialogar, escucharnos, tolerarnos y aceptarnos. El sistema económico no permite estas exquisiteces.

Pero están los que deliberadamente fomentan este tipo de cosas como una forma de sacar provecho político.

Desde hace algunos años esta es una constante en la actuación de la Oposición. Casi no hay día en que no aparezca un vocero de la Oposición explicándole a la ciudadanía lo pésimo que es el Gobierno. Puedo apostar que seguirán los próximos 4 años: esta vez explicándole a la ciudadanía lo desleales (etc. etc. ponga los insultos que quiera) que son los de la oposición (los Comunistas). Para eso, ellos, los electos para el nuevo gobierno, manejarán los medios a su antojo.

Y fue muy eficiente: el 50+1, 52%, para más exactitud; simplificando la mitad de los chilenos cree firmemente que el Gobierno es corrupto, incapaz, ha hecho todo mal… ufff!!! ¡Que tipos mas maaaaaaaalos!. Para lograrlo, ellos, la oposición, manejan los medios a su antojo.

Un promotor del odio entre los chilenos.

El Sr. Andrés Allamand, a la sazón Senador de la República, el día 10 de Mayo de 2007, publicó un libraco llamado “El Desalojo”: compendio de todas las maldades y atrocidades cometidas por el actual Gobierno, obviamente como buen panfleto, pasa por alto las circunstancias y realidades en que se daban las perversiones de quienes dirigieron este país por 20 años. Escueto y directo: solo lo malo, feo, corrupto y detestable del actual Gobierno.

No me voy a referir a la calidad como escritor del Sr. Allamand, solo diré que mejor se dedique a entrenador de rugby, mas afín con su perfil violento, antes que a político y escritor. (Un PowerPoint muy aclaratorio de la odiosidad implícita se puede bajar aqui o pueden bajar el libro completo aqui). De verdad recomiendo su lectura para comprobar a cuanto pueden llegar la ansias por hacerse del poder.

Este libro se transformó en “El Manual de Cortapalos” de la Alianza, con esto, y como parte de la teoría elaborada por este Sr. Allamand, la oposición decidió no dar “ni la sal ni el agua” al Gobierno en el Parlamento, oponiéndose a cualquier iniciativa gubernamental, aunque beneficiara a los ciudadanos, no fuera a ocurrir que alguna se transformara en algún logro que hiciera olvidar a los ciudadanos lo horrible que es el Gobierno y la Sra. Bachelet.

¡Tres años y medio en las mismas! Recuerda Ud. lo simpático y amistoso que era Dn. Sebastián Piñera. A contar de entonces se transformó en un tipo agresivo y duro (nunca le resultó mucho, si el tipo no es malo en el fondo).

Entonces, no resulta extraño que exista en nuestro país este nivel de aversión y beligerancia. Odio y violencia. Machacando todos los días acerca de los errores de un Gobierno que los ha cometido, que ha tenido casos de corrupción y que ha sido incapaz en algunas cosas. Como lo sería cualquier chileno y que no quepan dudas: el nuevo gobierno también cometerá, aunque quieran vestirse de Dioses Inmaculados (desgraciadamente su oscuro pasado los traiciona). Son seres humanos falibles como cualquiera.

Pero que ha llevado al país a sitiales en que nunca estuvo. Casi no sería necesario explicar nada dado el reconocimiento internacional que tiene nuestro país, en todo caso:

Los Logros de la Concertación

Para contrapesar los escritos de este Senador de La República, me he permitido tomar una publicación del periodista Fernando Paulsen, publicados en la revista Que Pasa el día 26 de Enero de 2010. Refiriéndose a todo el periodo de Gobierno de la Concertación, y los años malos que empañaron su gestión.


Fernando Paulsen, revista Que Pasa 23/01/2010


En ese período se concibió y materializó la Reforma Procesal Penal, el cambio más importante en la administración de justicia en la historia de Chile. Se fijó la Jornada Escolar Completa. Se privatizaron las empresas sanitarias que no generaban niveles aceptables de eficiencia, recaudando cerca de US$ 2 mil millones. El crecimiento económico alcanzó un promedio de 7,8%. Se estableció la igualdad jurídica para hombres y mujeres a nivel constitucional. Se eliminó toda diferencia legal entre hijos nacidos dentro y fuera del matrimonio. Se estableció por ley que no se puede hacer un test de embarazo a una mujer que está postulando a un empleo.

En materia internacional, Chile estableció doce TLC, solucionó todos los temas pendientes con Argentina, se hizo parte de la APEC y de la Organización Mundial de Comercio.

En ese mismo tiempo, se dio inicio a los nuevos Tribunales de Familia, se promulgaron las leyes de Violencia Intrafamiliar, de Maltrato a Menores y de Delitos Sexuales. También, en ese periodo, se dio un impulso extraordinario a la transparencia pública y a la modernización del Estado, con el Consejo de Auditoría Interna General de Gobierno -con lo que más adelante sería ChileCompra- y se promulgó la Ley de Probidad Administrativa, base de toda la legislación posterior al respecto. El gobierno electrónico se hizo posible con la modernización del SII y la creación del sitio web del Estado, antesala del desarrollo tecnológico y digital que hoy se ve en casi todas las reparticiones públicas.

No costaría mucho defender la obra del gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle, si su mandato hubiera durado lo mismo que el de Michelle Bachelet: cuatro años. Ningún otro gobierno de la Concertación sentó más bases de modernidad, en tantas áreas, como el de Frei en sus primeros cuatro años. Pero su gestión duró seis años y no cuatro, y esos dos del final marcaron la imagen, en forma injusta quizás, una década después. La crisis asiática y la errática forma de manejarla por parte del Ministerio de Hacienda y del Banco Central tiñeron un gobierno que iba para récord de efectividad en tan poco tiempoCrueles y veleidosos dos años que en los últimos tres gobiernos de la Concertación han mandado al piso o ensalzado sus imágenes, han destrozado la popularidad de un presidente y alzado la de otros dos a niveles de semidioses. Porque esos dos años, según dónde se ubicaran, si al final o al principio, hicieron la diferencia entre la posibilidad de reelegir a un ex mandatario o mandarlo sin demasiada gloria al ostracismo.


Adjunto el articulo completo al final

La revista Que pasa no es comunista, sino todo lo contrario. Últimamente se ha notado una mayor apertura a otros sectores, cosas que sinceramente se agradece por el bien de nuestra cultura.


El Senador y posible ministro Allamand.

Posiblemente, como premio al aporte que hizo el Senador a la campaña que los llevó finalmente al triunfo, este político será nombrado en algún ministerio (Vivienda suena por ahí). Es de esperar que como ministro respete su papel más que como lo hizo como senador, ya que un dignatario de tan alto rango, no puede ser un promotor de odiosidades y antagonismos entre los ciudadanos de su país, como es su librito famoso.

Menos aún puede caer en descontroles tan torpes, infantiles e inútiles como insultar groseramente a un Ministro en ejercicio, ministro de Hacienda, a quien el Sr. Allamand llama “El Zar”. Hecho vergonzoso protagonizado en el Senado cuando el Ministro Andrés Velasco, cuestionó la oportunidad en que el Electo Presidente va a poner a la venta sus acciones. Sepa el lector que las acciones del Sr. Piñera hoy tienen un valor de mercado casi inimaginable antes que fuera elegido. La Bolsa tuvo que suspender la venta de las acciones cuando había pasado del 20 % de su valor (este es un procedimiento habitual en la Bolsa ante esta situación).


Andrés Allamand en YouTube respecto a "El Desalojo"

Consultado por Fernando Paulsen respecto a la dureza del término "El Desalojo" el Senador da un explicación bastante infantil y rudimentaria del porque uso el término. Cualquier hispano parlante sabe que El Desalojo implica sacar violentamente a alguien. El video termina con frases muy audaces y temerarias, mas reprobables por venir de un alto dignatario que vive en este país. Dice "La Concertación esta haciendo todo mal" y agrega "La Concertación le esta haciendo mal a Chile".

¿Tan mal está nuestro país?

Estas son frases que no corresponden al país que uno ve a diario y que demuestran el nivel de odio que ha acumulado este Senador de La República y futuro ministro del Presidente Electo Sebastián Piñera.

video




Articulo completo de Fernando Paulsen tomado de la Revista Que Pasa


La lotería de los dos años

Por: Fernando Paulsen

Frei, Lagos y Bachelet debieron enfrentarse al fenómeno de "los dos años". Crueles y veleidosos, han destrozado la popularidad de un presidente y alzado la de otros dos a niveles de semidioses. Porque esos dos años, según dónde se ubicaran, si al final o al principio del gobierno, hicieron la diferencia entre la posibilidad de reelegir a un ex mandatario o enviarlo sin demasiada gloria al ostracismo.

En ese período se concibió y materializó la Reforma Procesal Penal, el cambio más importante en la administración de justicia en la historia de Chile. Se fijó la Jornada Escolar Completa. Se privatizaron las empresas sanitarias que no generaban niveles aceptables de eficiencia, recaudando cerca de US$ 2 mil millones. El crecimiento económico alcanzó un promedio de 7,8%. Se estableció la igualdad jurídica para hombres y mujeres a nivel constitucional. Se eliminó toda diferencia legal entre hijos nacidos dentro y fuera del matrimonio. Se estableció por ley que no se puede hacer un test de embarazo a una mujer que está postulando a un empleo.

En materia internacional, Chile estableció doce TLC, solucionó todos los temas pendientes con Argentina, se hizo parte de la APEC y de la Organización Mundial de Comercio.

En ese mismo tiempo, se dio inicio a los nuevos Tribunales de Familia, se promulgaron las leyes de Violencia Intrafamiliar, de Maltrato a Menores y de Delitos Sexuales. También, en ese periodo, se dio un impulso extraordinario a la transparencia pública y a la modernización del Estado, con el Consejo de Auditoría Interna General de Gobierno -con lo que más adelante sería ChileCompra- y se promulgó la Ley de Probidad Administrativa, base de toda la legislación posterior al respecto. El gobierno electrónico se hizo posible con la modernización del SII y la creación del sitio web del Estado, antesala del desarrollo tecnológico y digital que hoy se ve en casi todas las reparticiones públicas.

No costaría mucho defender la obra del gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle, si su mandato hubiera durado lo mismo que el de Michelle Bachelet: cuatro años. Ningún otro gobierno de la Concertación sentó más bases de modernidad, en tantas áreas, como el de Frei en sus primeros cuatro años. Pero su gestión duró seis años y no cuatro, y esos dos del final marcaron la imagen, en forma injusta quizás, una década después. La crisis asiática y la errática forma de manejarla por parte del Ministerio de Hacienda y del Banco Central tiñeron un gobierno que iba para récord de efectividad en tan poco tiempo.

Crueles y veleidosos dos años que en los últimos tres gobiernos de la Concertación han mandado al piso o ensalzado sus imágenes, han destrozado la popularidad de un presidente y alzado la de otros dos a niveles de semidioses. Porque esos dos años, según dónde se ubicaran, si al final o al principio, hicieron la diferencia entre la posibilidad de reelegir a un ex mandatario o mandarlo sin demasiada gloria al ostracismo.

La tómbola del azar político quiso que al socialista Ricardo Lagos, los dos años apocalípticos le llegaran al principio, como extensión lógica de los dos últimos nefastos de Frei. Y también que muy temprano, cuando su popularidad no era descollante para nada, estallara el escándalo de las plantas de Revisión Técnica de Vehículos, que afectó al subsecretario de Transportes, Patricio Tombolini, y que, más tarde, derivaría en el MOP-Gate. Otro caso que desató críticas por doquier fue el de Corfo-Inverlink, donde se vio involucrado hasta el yerno del presidente Lagos, que dirigía la Corporación de Fomento. Se conoció cuando terminaba su tercer año de gobierno, en marzo del 2003, y no alcanzó a calar muy hondo, antes de que explotaran los beneficios del sistema de concesiones que tuvo llenas de trabajo y reestructuración las principales ciudades del país. Carreteras sin peaje se avizoraban como la integración de la capital al mundo moderno. Se concesionaban cárceles, tribunales por todo el país, puertos siguiendo el modelo que había dejado instalado Frei. Al mismo tiempo, empezaba a rendir sus frutos la idea del superávit estructural, donde el país ahorraba parte de los excesos de ingresos en épocas de vacas gordas, para enfrentar momentos malos en el futuro. Con un precio del cobre en alza permanente, las arcas de ahorro del Fisco se incrementaron por esta regla. Los TLC con la Unión Europea y Estados Unidos acicatearon la imagen pujante del país y la forma en que Lagos trató el tema de la invasión de EE.UU. a Iraq y cómo encaró al presidente de Bolivia cuando la tele estaba mirando ("ofrezco relaciones diplomáticas aquí y ahora"), marcaron el fin de la zozobra inicial y un viaje en velocidad crucero que implicó garantías de salud en torno al AUGE, más carreteras concesionadas, anuncios de puentes en Chiloé, trenes que viajaban al sur en flamantes estaciones, el cambio del sistema de transporte de Santiago por uno moderno. El presidente de la Asociación de Bancos, Hernán Somerville, sintetizó el ánimo de sus ex detractores de los primeros dos años con una frase para el bronce: "Los empresarios amamos a Lagos".

Si el gobierno de Frei hubiera durado cuatro años, quizás estaría reelecto. Si el de Lagos hubiera durado lo mismo, quizás nadie lo hubiera propuesto como el Salvador de la Concertación, cuando la campaña aún no tenía candidato. Si los dos años malos de Bachelet hubieran estado al final y no al principio, no sería la madre de Chile.

Ricardo Lagos salió de su gobierno con casi 75% de popularidad y quedó listo para la foto del 2009. Lo sucedió una compañera de partido, Michelle Bachelet, la primera mujer en llegar a la presidencia. La lotería de los dos años le tocó a ella también al principio. Recibió más plata en las arcas fiscales que ningún otro gobierno en la historia, un precio del cobre disparado y, aun así, los dos primeros años fueron pura tormenta. Cambió tres veces de ministro del Interior, enfrentó una revolución de escolares secundarios que hasta ahora deja huella y para lo cual no tenía respuesta. Cayó su ministro de Educación por lo mismo, reemplazándolo por una ministra que no tenía experiencia relevante en educación pública, que también se iría luego de una acusación constitucional. Para colmo le tocó implementar el proyecto estrella de Lagos, el Transantiago, y fue un desastre. Por primera vez la Concertación hacía una política pública que conspiraba contra el bienestar de sus propios votantes.

Se habló de que no daba el ancho, su popularidad entró en caída libre, en la misma Concertación mascullaban que sólo era muy simpática. Todo eso en los dos primeros años. Los dos siguientes son la historia de hoy: EE.UU. y Europa entran en recesión. Chile consigue transmitir que es víctima de la recesión, que no hay causa propia en ella. Y que ahora se verá el plan de Protección Social, que es la base de las intenciones desde el principio de Bachelet.

El resto es historia reciente: Bachelet se va del gobierno, entregando la banda a sus adversarios, pero con 80% de popularidad, gracias al buen desempeño en los dos últimos años de su mandato.

Si el gobierno de Frei hubiera durado cuatro años, quizás estaría reelecto. Si el de Lagos hubiera durado lo mismo, quizás nadie lo hubiera propuesto como salvador de la Concertación, cuando la campaña aún no tenía candidato. Si los dos años malos de Bachelet hubieran estado al final y no al principio, no sería la madre de Chile y la mejor ubicada para recuperar el sillón presidencial el 2014.

Son sólo dos años, pero han sido claves en los últimos tres gobiernos. Y como la percepción humana fija su imagen de acuerdo al tiempo más cercano, los dos años malos al principio benefician a Lagos y Bachelet y cuando están al final perjudican a Frei. Es la misma lógica de las encuestas sobre el mejor deportista chileno de todos los tiempos. El Sapo Livingstone, Leonel Sánchez, Lucho Ayala, Manuel Plaza y Marlene Ahrens no tienen opción frente a los que realmente han visto los entrevistados. El Coto Sierra tiene más chance de quedar entre los mejores que el Cuacuá Hormazábal. Es la injusticia de quedar impresionado por lo último que se vio y vivió.

No se recuerdan los cuatro años buenos de Frei, ni los dos malos de Lagos, ni los primeros dos de Bachelet. Al que le toca le toca. Y al candidato de la Concertación este año la lotería de los dos años malos le tocó cuando el votante todavía se recuerda de ellos.

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